Bailar es una de las formas más bonitas de expresarnos, conectar con nuestro cuerpo y disfrutar del ritmo. Pero, antes de lanzarte a la pista, hay algo que no puedes olvidar: calentar. Es tu mejor aliado para evitar lesiones y sacar lo mejor de cada paso.
Piensa en tu cuerpo como un instrumento musical. Un guitarrista no empieza un concierto sin afinar su guitarra, ¿verdad? Pues tú no deberías tampoco moverte sin preparar su cuerpo antes.
Hay muchas razones, pero las cinco fundamentales son:
Evita lesiones: Tus músculos son como gomas elásticas; si los estiras en frío, pueden romperse. Un buen calentamiento aumenta el flujo sanguíneo y la elasticidad, reduciendo el riesgo de desgarros, esguinces y otros sustos.
Mejora tu rendimiento: Cuando tus músculos están calientes, trabajan mejor. Te moverás con más agilidad, fuerza y control, lo que hará que tus giros y saltos se vean (y se sientan) mucho mejor.
Mayor flexibilidad: El calentamiento ayuda a lubricar las articulaciones y a que los ligamentos se estiren poco a poco, permitiéndote alcanzar movimientos que antes te parecían imposibles.
Prepara tu mente: Bailar no es solo mover el cuerpo, también es un ejercicio mental. Un buen calentamiento te ayuda a desconectar de los problemas del día, concentrarte en la música, entrar en "modo baile" y dejarte llevar por el ritmo.
Reduce el dolor post-baile: ¿Alguna vez has terminado de bailar y al día siguiente no puedes moverte de las agujetas? Calentar ayuda a minimizar esas agujetas, facilitando la recuperación muscular.
Los beneficios ya los sabes pero...
Si no sabes por dónde empezar, aquí te contamos algunos consejos:
Empieza suave: Camina en el sitio, mueve tus articulaciones (tobillos, rodillas, caderas, hombros) y haz estiramientos ligeros.
Incluye movimientos dinámicos: Nada de quedarse quieto. Prueba balanceos de piernas, giros de torso y elevaciones de brazos para activar el cuerpo.
Calienta todo el cuerpo: No dejes ninguna zona olvidada, especialmente aquellas que usarás más en el estilo de baile que vayas a practicar, ya sea ballet, jazz o danza urbana.
Escucha a tu cuerpo: El calentamiento no debe doler, si sientes molestias, reduce la intensidad o cambia de ejercicio.
No olvides el enfriamiento: Así como preparas tu cuerpo antes de empezar, también debes ayudarlo a volver a la calma al terminar la clase. Esto reduce la rigidez y el dolor muscular.
¡A calentar y a bailar!
Ahora ya lo sabes: antes de moverte al ritmo de la música, dedica unos minutos a calentar. Tu cuerpo te lo agradecerá con menos lesiones, mayor rendimiento y, sobre todo, más disfrute en cada movimiento. ¡A darle con todo!